Sobre Mercedes de la Garza ver aquí "Las Fuerzas Sagradas del Universo Maya". El siguiente texto es el Capítulo I de su obra El Universo Sagrado de la Serpiente entre los Mayas, U.N.A.M. Centro de Estudios Mayas, México 1984. Por su interés reproducimos también su Introducción al libro.

 
LOS ANIMALES Y LO DIVINO (final)
MERCEDES DE LA GARZA

EL ORIGEN DE LOS ANIMALES
Y LOS ANIMALES EN EL ORIGEN

En los mitos mayas, tanto los recogidos después de la Conquista en textos indígenas y españoles, como los de los grupos mayanses actuales, los animales aparecen como destacados protagonistas. Y es sobre todo en los mitos de origen donde se expresa con más claridad la profunda liga con el mundo animal que ha tenido siempre el hombre maya, pues tanto el origen como las peculiaridades de varios animales se explican en función de determinadas acciones humanas o sucesos acontecidos al hombre; así por ejemplo el mono, en dirección inversa a lo mostrado por la teoría darwiniana, procede del hombre, y los animales aparecen como colaboradores de los dioses en la creación de aquél, ya sea consiguiendo la sustancia sagrada con la que lo forman, o participando con su propia energía vital en el ser físico del hombre.

En estos mitos incluso los mismos dioses creadores son antropozoomorfos.

El origen de los animales
En el mito quiché del Popol Vuh los animales son creados por 'los dioses después de las montañas y las plantas. Al parecer los dioses creadores pensaron que estos seres podrían venerarlos, pero cuando se les pidió que hablaran pronunciando los nombres de los creadores, ellos...

... solo chillaban, cacareaban y graznaban; no se manifestó la. forma de su lenguaje, y cada uno gritaba de manera diferente.43


Entonces los dioses decidieron confinarlos a los bosques:

Hemos cambiado de parecer: vuestro alimento, vuestra pastura, vuestra habitación y vuestros nidos los tendréis, serán los barrancos y los bosques, porque no se ha podido lograr que nos adoréis ni, nos invoquéis.44


Así expresa este mito la idea de que los animales forman parte de un mundo distinto al humano porque en él no se venera a los dioses. Pero como los dioses mismos son de animal, resulta que ese mundo otro, no humanizado, es el ámbito por excelencia de lo sagrado.

Entre los mayas actuales, por lo general, los animales fueron creados por el dios cristiano. Los tzotziles, por ejemplo, piensan que la Tierra, los fenómenos naturales, los animales y el hombre fueron hechos por un dios benévolo llamado, Jesucristo.45 Las plantas, los animales y el hombre se asemejan en que tienen un "alma" llamada ch'ulel.46

Pero tanto entre los mayas antiguos como entre los actuales: (y la idea aparece también en los mitos nahuas) hay un animal que no fue creado por los dioses, sino que procede del hombre: el mono. Se cree que los hombres de alguno de los ciclos cósmicos anteriores al actual, que terminó con un diluvio, subieron a los árboles para salvarse, y al sobrevenir la inundación se transformaron en monos.

En el Popol Vuh, los hombres de la segunda creación, hechos de madera, fueron destruidos por no poder venerar a los dioses, es decir, por no tener conciencia de ellos. Fueron destrozados por los animales y cayó sobre ellos una resina espesa.

Y dicen que la descendencia de aquéllos son los monos que existen ahora en los bosques; éstos son la muestra de aquéllos, porque sólo de palo fue hecha su carne por el Creador y el Formador.47


Esta idea pervive entre los grupos mayanses actuales. Los tzotziles de Larrainzar dicen del primer mundo:

Había muchas personas en ese mundo, pero eran imperfectas y no sabían morir; esto no agradaba a los dioses y por ello enviaron un diluvio que acabara con el mundo. Unicamente los sacerdotes. escaparon a la muerte porque eran monos aulladores y monos arañas, y treparon a los árboles más altos para salvarse.48


Los mames de Santiago Chimaltenango aseguran que en la primera creación los hombres eran monos, y fueron destruidos por chapopote ardiente,49 materia que se relaciona con la resina mencionada en el Popol Vuh, y los chamulas creen que en la primera creación sólo habla demonios, monos y judíos. La Luna da a luz un hijo que es muerto por aquéllos y resucita convertido en el Sol. Los demonios, monos y judíos fueron destruidos por un diluvio de agua hirviendo.50

Los monos araña y aulladores de los que hablan los tzotziles son parte importante de su ritual, por la creencia de que proceden de los hombres del primer mundo.

Acerca de esta misma idea de los hombres convertidos en monos al finalizar una edad pasada, y obviamente en conexión con ella, ya que forma parte también del proceso cosmogónico, hay un mito maya común a muchos grupos, tanto prehispánicos como actuales, según el cual el mono deriva de uno o dos hermanos del Sol y la Luna. La diferencia con los relatos anteriores está en que en este mito los monos no proceden de los hombres, sino de los dioses. Sin embargo, estos dioses son una especie de hombres que por medio de una apoteosis se convierten en astros.

La versión más antigua de este mito es la del Popol Vuh: los hermanos mayores de los héroes Hunahpú e Ixbalanqué (los que serán el Sol y la Luna), eran los llamados Hunbatz y Hunchouén, muy sabios porque "eran a un tiempo flautistas, cantores, pintores y talladores; todo lo sabían hacer".51

Sin embargo, Hunbatz y Hunchouén deseaban la muerte de sus hermanos menores por envidia, y éstos, conociendo sus intenciones, los hicieron subir a un árbol para recoger los cuerpos de unos pájaros que hablan matado; luego hicieron crecer enormemente al árbol, y como Hunbatz y Hunchouén no pudieron bajar, les dijeron que se soltaran los taparrabos de manera que colgaran por detrás, y al hacerlo, se convirtieron en monos.52

El mito de creación de los mopanes actuales es casi igual al del Popol Vuh, salvo que son el Sol y Venus los que hacen convertirse en mono al hermano, que en este caso es el menor. Los k'ekchís tienen una versión distinta, pero en ella también dos muchachos se suben a un árbol, imitan el parlotear de los monos y se transforman en estos animales.53

Estos mitos nos confirman el carácter astral del mono que encontramos en la época prehispánica: al parecer la estrella gula de los mercaderes, llamada entre los yucatecos Xaman Ek, se representa con una cara de mono y es patrona del día Chuen "mono" del calendario adivinatorio, que en el correspondiente calendario quiché es Hunchouén.

Entre los grupos actuales, otros animales tienen una procedencia semejante. El mito de origen de los tzeltales de Bachajón refiere que dos hermanos vivían con su abuela (el mayor es el Sol). Uno de ellos vio que ésta hilaba algodón, cogió un puñado de semillas que ella tenía al lado y corrió a la selva para arrojarlo en un árbol; al instante las semillas se convirtieron en una colmena y de ahí proceden todas las abejas. Luego el mismo hermano tomó cera, la modeló y le incrustó trozos de madera aguzados, y apareció el ratón. El hermano mayor se subió a un árbol y el menor lo cortó; al caer, el cuerpo se despedazó y de los trozos más grandes surgieron los animales grandes como el pecarí, el venado y el tepescuintle, mientras que los más pequeños dieron origen a las aves. La sangre se convirtió en un ave especial.54

La versión chol palencana es muy semejante, pero en ella es el hijo del Sol y la Luna el que forma con cera varios roedores, y luego provoca que caigan del árbol sus medio hermanos mayores, que se destrozan dando origen a los animales domésticos: un pecarí, dos patos, dos guajolotes, dos mapaches, dos puercos, dos pollos, dos armadillos, dos venados y dos guajolotas.55

Los tzotziles de San Pedro Chenalhó tienen el mismo mito con algunas variantes; el dios Ojoroxtotil, el Sol, hace surgir las abejas de las semillas de algodón; forma a las tuzas con cera, y la Virgen María, su madre, hace unas tortillas pequeñas, mientras Ojoroxtotil trae del monte a sus hermanos mayores convertidos en jabones; luego les pone en la cara las tortillas con tres agujeritos y así surgen los puercos.56

Según los mopanes, las serpientes y los insectos nocivos proceden de los pedazos de la Luna, que fue descuartizada por el rayo. El Sol recogió los restos y los guardó en trece troncos huecos, ayudado por libélulas. Cuando fueron abiertos, (según los chol palencanos, por un perro) surgieron sobre el mundo todos los animales nocivos.57 El trece es considerado numero de las fuerzas maléficas por los tzotziles.

Por otra parte, en los mitos de origen mayas las peculiaridades de ciertos animales se deben a alguna acción de los dioses o de los hombres.

En un mito donde se da un enfrentamiento entre animales (como símbolos de la Naturaleza) y hombres (seres del mundo socializado) que aparece tanto en el Popol Vuh como en varios grupos mayanses de hoy, encontramos esa idea.

El mito del Popol Vuh relata que Hunahpú e Ixbalanqué (el Sol y la Luna), después de haber, convertido en monos a sus hermanos mayores, fueron a trabajar a la milpa por orden de la abuela; pero, ayudados por algunos animales como la tórtola, engañaron a la abuela y prepararon el campo con medios mágicos, mientras se divertían tirando con sus cerbatanas. Al regresar el día siguiente encontraron que durante la noche se hablan vuelto a levantar los árboles y arbustos, quedando el bosque en su estado natural. Volvieron a limpiarlo, pero se ocultaron para observar qué sucedía:

Reuniéronse entonces todos los animales, uno de cada especie se juntó con todos los demás animales chicos y animales grandes. Y era media noche en punto cuando llegaron hablando todos y diciendo así en sus lenguas: "¡Levantáos, árboles! ¡Levantáos, bejucos!" Esto decían cuando llegaron... eran los primeros el león y el tigre, y quisieron cogerlos, pero no se dejaron. Luego se acercaron al venado y al conejo y sólo les pudieron coger las colas, solamente se las arrancaron... por esta razón el venado y el conejo llevan cortas las colas. El gato de monte, el coyote, el jabalí y el pizote tampoco se entregaron.58


Después llegó otro animal saltando y a ese si lo cogieron, lo trataron de ahogar y le quemaron la cola; era el ratón, que por m tiene los ojos saltones y la cola sin pelo.

Entre los tzotziles de hoy encontramos el mismo mito, relatado incluso en términos muy semejantes a los del Popol Vuh:

después de haber matado al hermano mayor, el pequeño Ojoroxtotil fue a trabajar el campo para que pudieran sobrevivir él y su madre. Llegando al terreno hizo unos palos y, los sembró; en seguida se convirtieron en hombres que trabajaron el campo, en tanto que él jugaba. Durante la noche los montes se restablecieron. Volvió a hacer lo mismo, y mientras jugaba despedazaba animalitos; por ello la avispa tiene una cintura tan pequeña. Después se puso a vigilar y...


"Vino a una de las esquinas un conejo. Vino a otra un venado. Distintos animales llegaron a recitar: yokan te', yokan' ak, yokan womol, yokan'amal [levántense árboles, levántense bejucos, levántense montes, levántense selvas]. Y se levanta la montaña, se levantan los árboles. Y le dijo el Kox al conejo: 'Usted k'its' in [mi hermano menor], estás jodiendo mi trabajo' y lo agarró por las orejas... 'Yo mismo', dice el conejo, 'porque no es su lugar aquí, éste es el lugar de los pecados, usted debe estar allá arriba, no, es de aquí'... También hizo lo mismo con el venado, que tiene orejas de conejo".59


Luego subieron al cielo él y su madre, transformados en el Sol y la Luna, igual que Hunahpú e Ixbalanqué.

En el mito solar de los tzeltales actuales, donde está el tema de los hermanos mayores muertos por el menor, también se señalan esos orígenes de los rasgos del conejo y el venado: el hermano menor dice a su abuela que llegarán unos animales que serán domésticos, pero que no se debe reír de ellos. Los animales acudieron y ella los asió por la cola, pero se rió, y entonces los animales escaparon, dejándole las colas en las manos. Pero eso el venado, el conejo y el pecarí no tienen colas "verdaderas".60

En esta forma explicaron y explican los mayas las cortas colas y las largas orejas del conejo y el venado. Además se expresa una oposición entre el hombre y el mundo natural, idea común a varios grupos mayanses de la que hablaremos más adelante.

En el Popol Vuh los animales se presentan también como mensajeros de los héroes, y en esta misión adquieren sus características distintivas en cuanto a alimentación: el piojo es enviado a avisar a Hunahpú e Ixbalanqué que eran requeridos por los señores de Xibalbá; un sapo, para ayudarlo, se lo tragó; a éste lo tragó una culebra; a ella un gavilán, que fue el que llegó hasta el juego de pelota donde estaban los hermanos. Todos los animales fueron vomitando al que se hablan tragado, hasta llegar al sapo, que no pudo hacerlo porque el piojo se habla quedado en sus dientes; por ello le quedaron los ojos saltones y la boca grande. Desde entonces todos comen esos animales, menos el sapo.61

Finalmente, en los mitos actuales del origen del maíz se explica la forma del cuerpo de la hormiga, animal que dio a conocer el grano, por haber sido atada por la cintura para que confesara el sitio donde estaba el maíz. Asimismo, se dice que el picamadero tiene la cabeza roja porque no se quitó a tiempo cuando el dios de la lluvia envió un trueno para romper la roca donde se hallaba el grano, y fue herido en la cabeza.62

El que el hombre participe en el origen de las características de algunos animales parece mostrar la superioridad de aquel sobre éstos, lo que además se reforzarla por el hecho de que los animales están siempre supeditados al hombre y son utilizados por él. Sin embargo, en los mitos mayas los animales desempeñan una importante función en la creación del mundo y del hombre: en primer lugar, los dioses ,creadores son de naturaleza animal, y en segundo, los animales se ligan al origen de diversos elementos que constituyen el mundo, como el Sol, la Luna y Venus, que también fueron considerados como deidades.

Los animales en el origen del mundo
El Popol Vuh expresa el carácter animal tanto de los dioses creadores como de la energía vital que los anima, al darnos los nombres de estas deidades, que forman parejas: Hunahpú Vuch, "Cazador zarigüeya o tlacuache", dios femenino del amanecer, y Hunahpú Utiú, "Cazador coyote", dios masculino de la noche. Zaqui-Nimá-Tzils, "Gran pizote blanco", diosa madre vieja, y Nim Ac, "Gran cerdo o jabalí montés". Al lado de ellos aparece Gucumatz, "Serpiente emplumada", como principio vital, como agua generadora, ya que los quichés asocian el nombre con agua.63 Estas deidades reciben varios epítetos, como Tzacol y Bitol, "el Creador y el Formador", y además de la condición animal, se advierte en ellas la dualidad masculino-femenina, que por lo general tienen les dioses creadores mesoamericanos.

Por otra parte, la participación activa de los animales en el origen de los elementos del mundo está claramente expresada en los mitos de algunos grupos mayanses actuales que, como hemos dicho, parecen tener orígenes prehispánicos, ya que presentan notables paralelismos con los mitos de los antiguos quichés y cakchiqueles, cuya mejor versión es la del Popol Vuh.64

En los mitos de los mopanes, k'ekchis y cakchiqueles actuales encontramos relatadas las aventuras del Sol y la Luna, anteriores a su ascensión al cielo,65 a las que hemos venido aludiendo al hablar del origen de los animales. En estas aventuras participa el planeta Venus, que es hermano del Sol. Un personaje central es la abuela de los muchachos, que puede asociarse con la vieja diosa creadora del Popol Vuh y cuyo equivalente en este mismo texto es la abuela de Hunahpú e Ixbalanqué. El tema en todas las versiones actuales es que la abuela no daba a los muchachos su comida, que ellos mismos cazaban, por proporcionársela a su amante, quien la visitaba todas las noches y que era un monstruoso tapir. Los muchachos matan al amante, le cortan el pene y lo dan a comer a la abuela (mopanes y k'ekchis) ; cuando ésta se da cuenta, aguza sus garras para matar a los jóvenes (recuerda la vieja diosa con garras del Códice Dresde, p. 74, que aparece vertiendo agua), pero éstos la engañan, y luego deciden matarla. En unas versiones la convierten en mono y en otras la descuartizan. Hay muchos elementos de este mito entre los mazatecos, mixes y zapotecas, según lo señala Thompson.66 En casi todas las versiones, el amante de la diosa madre es un animal.

El matar a la madre, símbolo del origen y de la irracionalidad, ligada a la naturaleza salvaje y monstruosa, para instituir el orden y la racionalidad, tiene conexiones en muchas culturas.67 En este mito, el Sol, la Luna y Venus representan el movimiento ordenado, los días y las noches: el tiempo, que es sucesión regular y que se liga entre los mayas al origen del mundo, en oposición con el tiempo primordial, estático y estancado, como el agua sin movimiento que se menciona en el Popol Vuh.

En los mitos del Sol y la Luna hay varias anécdotas sobre el cortejo del primero a la segunda y sobre el adulterio de la Luna: primero con su cuñado Venus, y después con el rey de los zopilotes.68 Otros animales participan en estos mitos, entre los cuales el más importante es el venado. En primer lugar, él pateó con su pezuña a la Luna y le formó los órganos genitales para que pudiera tener relaciones sexuales con el Sol. El coito entre ambos fue el primero del mundo. Al cortejar a la Luna, el Sol pasó delante de su casa con un venado que había cazado para impresionarla; los días siguientes, como no era fácil cazar venados, rellenó la piel del mismo con ceniza,, hierbas y hojas, para fingir que cazaba uno diariamente, hasta que fue sorprendido y entonces se transformó en colibrí."69 Entre los cakchiqueles también el Sol se transforma en colibrí, para volverse amante de la Luna,70 y los tzotziles aseguran que el colibrí es la epifanía animal del Totilme'il, padre-madre, ancestro que vivió en la Tierra como Sol y Luna, cuando los dioses habitaban en ella.71

En el mito de los mopanes y k'ekchis, para rescatar a la Luna que habla huido con el rey de los zopilotes, el Sol se finge venado muerto escondiéndose bajo la piel de uno de estos animales, y cuando los zopilotes bajan a comerlo obliga a uno de ellos a llevarlo hasta el palacio del rey, donde persuade a la Luna a volver con él.72 También el amante de la diosa madre anciana es un venado en algunas versiones, y los tzeltales piensan que el venado perdió su cornamenta por haber metido la cabeza bajo la falda de una mujer, cuyo calor la quemó. Asimismo, el venado es el encargado de llevar a la Luna al cielo.73

En estos mitos se hace expresa la idea de que el venado está ligado fundamentalmente con el principio femenino que la Luna representa, mientras que el colibrí se vincula con el Sol, no sólo en el mundo maya, sino también entre los nahuas.

Por los anteriores ejemplos vemos cómo los animales se integran activamente en el proceso cosmogónico, simbolizando, por una parte, los principios creadores mismos y el aspecto irracional y caótico que precede al orden del mundo, y por la otra, algunas cualidades de los elementos del cosmos que van surgiendo en dicho proceso; o sea, lejos de que los mayas hayan tenido la idea de que el hombre es superior al animal, como pudieran sugerir los mitos sobre el origen de los animales, aquí parece mostrarse que el animal es superior al hombre. Pero los relatos míticos acerca del origen de este último nos revelan un lazo, mucho más profundo que una mera jerarquía entitativa, que une a los dioses, los hombres y los animales.

Los animales en el origen del hombre
Para varios grupos mayas de hoy, antes del surgimiento de los hombres, el mundo estaba poblado por jaguares, símbolo del inframundo y del cielo nocturno asociado a éste. Un mito mopán relata que mientras el creador modelaba a los hombres con barro, el jaguar lo contemplaba. No queriendo que lo viera, lo mandó al río con una calabaza agujerada para que trajera agua. Cuando el jaguar pudo llenar el recipiente, gracias a los consejos de una rana, el creador habla formado trece hombres y una docena de cerbatanas. Cuando el hombre lanzó dos tiros a la pata del jaguar, éste comprendió quién era el amo.74

Al presentarse como el adversario del jaguar, el hombre se constituye en lo contrario: la tierra, la luz, el bien y la racionalidad, que surgen para oponerse al inframundo, la oscuridad, el mal y la irracionalidad que el jaguar simboliza. (Vemos aquí otra de las oposiciones que son frecuentes en el pensamiento mesoamericano). Por este carácter de destructividad y muerte, el jaguar pondrá fin al mundo comiéndose al Sol y a la Luna, según los mitos lacandones.75 Esta idea parece provenir de la época prehispánica, pues aunque no se halla en los mitos mayas antiguos, se encuentra entre los nahuas: el primer Sol fue destruido por jaguares, que devoraron a los gigantes.

La idea de la existencia de jaguares antes de la aparición del hombre en el mundo está también entre los tzotziles de San Pedro Chenalhó: el creador, Ojoroxtotil, destruyó a los tigres para que pudiera surgir el hombre.76 También aquí se presenta la oposición bien-mal; irracionalidad-racionalidad, pues el jaguar es para los tzotziles epifanía animal del Poslob, encarnación del mal, destructor y enemigo de Dios.77

En cuanto a la formación de los hombres, en todos los mitos mayas los animales no sólo fungen como colaboradores de los dioses en la obra de creación, sino que su propia sangre se integra al cuerpo del hombre. En los mitos prehispánicos de las tierras altas de Guatemala la función de los animales es, conseguir la sustancia sagrada de la cual serán formados los hombres: el maíz, y la idea de que a través de ellos el hombre consigue su principal sustento, aparece también entre los nahuas, entre los mayas de Yucatán y entre los grupos mayanses actuales.

El Popol Vuh relata que llegado el tiempo de la aparición del hombre, los dioses se reunieron y, después de discutir entre ellos, encontraron la materia de la que debía ser construido, el hombre:

De Paxil, de Cayalá, así llamados, vinieron las mazorcas amarillas, y las mazorcas blancas. Éstas son los nombres de los animales que trajeron la comida: Yac [el gato de monte], Utiú [el coyote), Quel [una cotorra vulgarmente llamada chocoyo) y Hoh [el cuervo]. Estos cuatro animales les dieron la noticia de las mazorcas blancas, les dijeron que fueran a Paxil y les enseñaron el camino, de Paxil.78


La misma idea aparece en los Anales de los cakchiqueles, pero, en este texto los animales no sólo indican el sitio, sino que el maíz se encuentra dentro de uno de ellos, y la sangre de otros dos complementa la materia de la cual el hombre es formado:

Por fin se encontró de qué hacerlo. Sólo dos animales sabían que existía el alimento en Paxil, nombre del lugar donde se hallaban aquellos animales que se llamaban el Coyote y el Cuervo. El animal Coyote fue muerto y entre sus despojos, al ser descuartizado, se encontró el maíz. Y yendo el animal llamado Tiuh-tiuh [gavilán pequeño] a buscar para sí la masa de maíz, fue traída de entre el mar por el Tiuh-tiuh la sangre de la danta y de la culebra y con ellas se amasó el maíz. De esta masa se hizo la carne del hombre por el Creador y el Formador.79


El tapir o danta es un animal importante pues, como ya vimos, es el amante de la diosa madre representando el aspecto monstruoso e irracional del cosmos. De la significación de la serpiente en relación con la naturaleza humana, hablaremos después, pero ahora señalaremos que se trata del principio vital cósmico por excelencia, el cual en el mito náhuatl de la creación del hombre aparece en la figura de Quetzalcóatl, Serpiente emplumada, creador del Quinto Sol, que forma a los hombres con los huesos de los antepasados y con la sangre de su falo, y después le proporciona el maíz para que se alimente.80

La idea de la integración de la naturaleza animal en el ser del hombre ha pervivido hasta hoy, ya que en un mito de los tzotziles de San Pedro Chenalhó se relata que Ojoroxtotil, el Sol, corteja a una mujer llamada Cabinala (cab significa tierra en maya yucateco) transformado en perro. El perro puede relacionarse con el coyote de Los anales de los cakchiqueles, en cuyas entrañas se halló el maíz para hacer al hombre. Así, este animal aparece ligado más estrechamente al hombre que cualquier otro, pues es el ancestro divino:

... el ser humano emergió de las cuevas –dice Calixta Guiteras–, las puertas de las montañas, después de ser concebido por una mujer a la que un perro había fecundado. Al color del can se le atribuye el de la piel: un perro amarillo procreó al indio y uno blanco al ladino.


El perro y la serpiente son, pues, dos de los animales de los que el hombre procede y, significativamente, entre los tzotziles hay una estrecha relación entre ellos. Según el informante de Guiteras,

El perro es compañero de la culebra. Si... pica primero el perro, después tiene que picar la culebra, y después otra vez el perro.81


Esta vinculación se encuentra también en un mito cosmogónico, chol: Dios puso la cabeza de un perro en el trasero del mismo, y así apareció la serpiente.82

Ambos son, además, animales ctónicos, relacionados con el inframundo y la muerte; el perro es el psicopompo que transporta a los espíritus de los muertos al más allá. Por ello, si está en el origen y en la muerte puede estar expresando la idea dialéctica que aparece en otros contextos míticos mesoamericanos de que de la muerte surge la vida, y que ambas se implican recíprocamente.

A partir de la Conquista, la idea del hombre hecho de masa de maíz parece haberse perdido, pero la de que son algunos animales a quienes el hombre debe el descubrimiento del maíz perdura hasta hoy y fue un mito común mesoamericano, ya que se halla entre. los nahuas y mayas prehispánicos y en muchos grupos mayanses actuales.

Con diferencias formales, el mito relata que el maíz se encontraba guardado debajo de una gran piedra, recinto al que sólo las hormigas tenían acceso; a través de las propias hormigas, o del excremento de la zorra, quien habla probado algunos granos que las hormigas hablan dejado caer, se enteraron de la existencia del maíz otros animales, quienes lo probaron; les gustó tanto, que tuvieron que pedir ayuda al hombre para sacarlo de la roca. El picamadero fue el encargado de golpear la roca para detectar el sitio más débil, y el dios de la lluvia envió su rayo rompiendo la piedra. Los granos que fueron chamuscados, dieron lugar al maíz negro; los que fueron un poco quemados, al rojo; los ahumados, al amarillo, y los que no fueron tocados por el rayo, al blanco.83 Estos cuatro colores son para los mayas los colores de los rumbos del universo, con sus ceibas y pájaros sagrados.


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Las ideas acerca del lazo entre el hombre y el animal, expresadas en los mitos cosmogónicos que hemos destacado, nos revelan que en el pensamiento religioso maya no hay, en realidad, una supeditación del animal al hombre, ni del hombre al animal, sino más bien que ambos se complementan adquiriendo así su ser propio: el animal surge y recibe sus características de acciones humanas o del ser mismo del hombre, y la propia sustancia original de éste está constituida por elementos animales que se funden con materias vegetales produciendo a ese ser que se distingue por su conciencia. En cuanto, a los dioses, en ellos se sintetiza la esencia animal y la humana, ya que su apariencia es la de seres antropozoomorfos, en cuyas manos están no sólo el principio y la generación continua del cosmos, sino también la muerte y las fuerzas irracionales y destructivas que él contiene; o sea, que simbolizan asimismo, la armonía de los contrarios, su implicación recíproca.


NOTAS
43 Popol Vuh, en De la Garza, Mercedes, Literatura maya, compilación y Prólogo, Cronología Miguel León-Portilla, Biblioteca Ayacucho, 57, Edit. Galaxis, Barcelona, 1980, p. 15.
44 Ibidem.
45 Guiteras, op. cit ., p. 197.
46 Holland, William R., Medicina maya en los altos de Chiapas, un estudio del cambio socio-cultural, Instituto Nacional Indigenista, trad. Daniel Caz és, México, 1978, p. 72.
47 Popol Vuh, op. cit ., p. 15.
48 Holland, op. cit ., p. 71.
49 Thompson, Historia..., p. 403.
50 Gossen, "Cuatro mundos...", p. 182. En un mito cosmogónico chol se dice que Dios puso la cabeza de un hombre al final de su espina dorsal y surgi ó el mono (Anderson, "Two Chol Texts", p. 314-316).
51 Popol Vuh, op. cit , p. 39.
52 Ibidem, p. 40-41.
53 Thompson, Historia..., p. 432-433.
54 Ibidem, p. 433-435.
55 Ibidem, p. 434-435.
56 Guiteras, op. cit., p. 161.
57 Thompson, Historia..., p. 436.
58 Popol Vuh , op. cit., p. 43.
59 Guiteras, op. cit ., p. 162.
60 Thompson, Historia..., p. 434.
61 Popol Vuh, op. cit ., p. 46-47.
62 Vid Thompson, Historia..., p. 300.
63 Popol Vuh, op. cit ., p. 15 n.
64 Los mitos de origen de los mayas yucatecos antiguos son bastante esotéricos y tienen muchas interpolaciones cristianas; no hay en ellos paralelos muy claros con los mitos de los otros grupos mayanses, pero podemos encontrar entre sus líneas el tema de las creaciones y destrucciones cíclicas del mundo, el de la serpiente emplumada como principio vital creador, el de los hombres hechos de masa de maíz y el del origen del maíz bajo una roca. Asimismo, el Chilam Balam de Chumayel narra el origen del mundo señalando los días según el calendario adivinatorio y expresando que al nacer el tiempo se inició la creación. Todo ello nos revela que forman parte de la misma tradición que, además, es com ún a todos los pueblos mesoamericanos.
65 Thompson, Historia..., p. 425-446.
66 Ibidem, p, 428.
67 Por ejemplo en Babilonia, el mito de Marduk y Tiamat. Marduk es el hijo que mata y descuartiza a la madre Tiamat, símbolo del caos para poder crear el mundo con sus despojos, lo que expresa que en el mundo, que tiene una racionalidad inherente, hay un sustrato de irracionalidad.
68 Thompson, Historia..., p. 438-9.
69 Ibidem, p, 435-436.
70 Ibidem, p. 437.
71 Guiteras, op. cit ., p. 237.
72 Thompson, Historia..., p. 439.
73 Ibidem, p. 442.
74 Ibidem, p. 412.
75 Ibidem, p. 413. Pero el jaguar es ambivalente, pues es también nagual de los hombres superiores, como veremos m ás adelante.
76 Guiteras, op. cit ., p. 159-160.
77 Ibidem, p. 278.
78 Popol Vuh, op. cit ., p. 62.
79 Anales de los cakchiqueles, en De la Garza, Literatura..., p. 116.
80 Manuscrito de 1558, fol. 75-76, en León-Portilla, Miguel, Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares (reedición), Fondo de Cultura Económica, México, 1968 (Col. Popular, 88), p. 22.
81 Guiteras, op. cit ., p. 255 y 208.
82 Anderson, Arabelle, "Two Chol Texts". Tlalocan, Vol. III, No. 4, La Casa de Tl áloc. México, 1957, p. 316.
83 Thompson, Historia ..., p. 417-424.
 
 
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