LA CASA
COSMICA TALAMANQUEÑA Y SUS SIMBOLOS. Alfredo González
Cháves y Fernando González Vásquez. San José
1989. Universidad de Costa Rica.
Los autores, arquitecto
y antropólogo respectivamente han estudiado la vivienda indígena
de su país en las tribus Bribris y Cabéceres, entre las cuales
no sólo se siguen manteniendo las técnicas constructivas
precolombinas, sino que la erección de sus edificios se continúa
efectuando de modo ritual y acompañadas de precisas enseñanzas
acerca de su cosmovisión transmitidas de manera oral por los ancianos,
sabios, médicos, etc., en fin, por los chamanes (jawá).
De hecho este conjunto de tradiciones y símbolos es lo que constituye
la cultura, la vida, es decir el ser de los indígenas, que fundamentan
sus creencias y existencia de acuerdo a estas pautas. Los autores en el
curso de sus investigaciones y trabajo de campo, ya que su contribución
tiene el carácter de un trabajo universitario enfocado hacia la
arquitectura aborigen -en particular su casa cónica-, encontraron
numerosos informantes indígenas, que les entregaron un material
tan valioso respecto a la identificación casa-cosmos y la simbólica
de sus mitos, símbolos y ritos, que les obligaron, con toda honestidad
intelectual, a ampliar el marco referencial de su trabajo y situarlo en
la visión más amplia de la Simbólica y la Cosmogonía
Perenne, sin dejar de lado, por cierto, el propósito concreto de
su investigación. Basados en sus propias experiencias y en una rica
tradición antropológica y arqueológica costarricense
que la confirmaba (cabe aquí citar los nombres de M. E. Bozzolli,
A. Blessing, C. H. Aguilar, L. Ferrero, D. Stone, R. Salazar, etc.), y
por otro lado en correspondencia con estudiosos de otras áreas precolombinas
(G. Reichel-Dolmatoff-W. Krikeberg, C. Strauss y muchos otros que no se
citan en la bibliografía), pasaron de lo particular a lo universal
y estudiaron el pensamiento simbólico a través de autores
como Mircea Eliade, C. G. Jung y O. Beigbeder. El resultado es un libro
serio y armónico que no se puede dejar de apreciar puesto que constituye
un testimonio, tanto de la validez universal de la simbólica, como
del pensamiento indígena, heredero, aún hoy, de una Tradición
Unánime. F. G. |