En 1993 por primera vez se ha invitado a un país americano a participar en la Muestra que recoge cerca de un millón de visitantes provenientes de todo el mundo. 

México ha seleccionado para ella quince exposiciones, cincuenta conciertos, tres grandes obras de teatro, doce encuentros literarios, alrededor de cien películas y todo tipo de espectáculos de las tradiciones populares nacionales. 

El programa es tan extenso que sería inacabable tan sólo el referenciarlo, pero sí nos permitiremos señalar aquí la muestra dedicada a las metrópolis mayas, la exposición Oaxaca, Magia de México, que presenta la obra anónima del siglo XIX "La Mano Poderosa" de contenido sacrificial y de extraño parecido con el arte tibetano. También la muestra "Tierra y Paraíso" que recoge alrededor de 400 máscaras mexicanas expuestas normalmente en la Colección del Museo Rafael Coronel de México; estas máscaras a pesar de ser relativamente recientes, siglo XVIII, evocan el universo ritual y mágico del arte azteca. Igualmente la exposición "El Aguila y el Sol, 3.000 años de arte mexicano", presentada en el Palacio de Bellas Artes, ofrece una síntesis de toda la muestra de la que es su centro. 

Perdonarán los lectores la brevedad del comentario en una manifestación tan importante, pero no es exactamente este tipo de eventos los que nos ocupan, si bien en este caso nos ha parecido oportuno el mencionarlo. A. C.