Las antiguas historias del Quiché El nacimiento de los Gemelos Hunahpú e Ixbalanqué Comentario introductorio
Comenzaremos esta narración por el Capítulo V del libro sagrado de los antiguos mayas del Quiché, el Popol Vuh –cultura que se desarrolló en lo que hoy conforma Guatemala y una parte del Yucatán, México–, que comienza narrando el nacimiento de los Gemelos, llamados Hunahpú e Ixbalanqué, su iniciación en la magia y la transformación a la que son sometidos sus hermanos mayores, los sabios, músicos y cantores, flautistas, pintores y talladores, en monos (por su envidia y soberbia) por estos jóvenes héroes, relato que tiene cuatro lecturas del mismo como todo texto sagrado, pues su comprensión es según de qué ángulo o plano se considere el mito, pero esencialmente nos habla de la cosmogonía: de un orden cuaternario en el que están enmarcados los ritmos y los ciclos del cosmos y todo cuanto existe en esta creación, el hombre incluido; las distintas Regencias, relacionadas con los soles o eras precolombinas, conocidas por todas las tradiciones, y los colores simbólicos que les corresponden, construcción que acontece en el plano intermediario del ‘jardín del alma’, superior e inferior, universal e individual. Por otra parte habría que recordar que todo esto sucede antes de que sea creado el hombre de maíz, –la mazorca blanca y amarilla, que fueron a buscar los cuatro animales llamados ‘Yac’ [el gato de monte], ‘Utiú’ [el coyote], ‘Quel’ [una cotorra vulgarmente llamada chocoyo] y ‘Hoh’ [el cuervo], enviados por los Progenitores, Creadores y Formadores, Tepeú y Gucumatz, a ‘Paxil, a ‘Cayalá –que no es otro sino el Paraíso–, antes de que amanezca; y no amanece hasta que estos héroes, semidioses, salen victoriosos de todos sus ‘trabajos o pruebas’ en Xibalbá, el inframundo, cuando transformados, y, convertidos en excelsos magos, disfrazados de actores y valiéndose de argucias, vengan la muerte de su padre, Hun-Hunahpú, acabando con los del inframundo, y "suben en medio de la luz y al instante se elevan al cielo” como el sol y la luna acompañados de los 400 muchachos que mató el Gigante Zipacná, ahora convertidos en las estrellas. “Todos los pueblos han tenido su mitología, basada en la transmisión oral de sus creencias y los personajes que encarnan las ideas y sentimientos que las sustentan. Estas historias narradas de memoria (Mnemósine) en reuniones vespertinas o nocturnas, después de las labores, alrededor del fuego, repiten lo mismo, lo que conforma una cultura en la que toda la comunidad participa, fijada por el Arte de la Memoria imprescindible en la solidificación del mito y el método universal y unánime en que éste se manifiesta. Este mito nos está hablando del proceso de iniciación en los misterios del Ser, del conocimiento de sí mismo, de una herencia espiritual, a la que el hombre debe hacerse acreedor por un proceso de purificación de su alma a través de sucesivas muertes y resurrecciones, transmutaciones internas, que se realizan por la unión de los opuestos en el corazón del interesado, es decir, por la toma de conciencia de sus dos naturalezas, divina y humana y la función esencial y central que le toca en la creación, que es la de unir el Cielo y la Tierra en él convirtiéndose en un mago y teúrgo completando de esta manera la Obra del Creador. Pero uno no sabe nada, no es nada, y es sólo por la Voluntad divina y la entrega y el amor incondicional del hombre hacia su Creador, y el amor hacia Aquello que conoce, que, a lo mejor, en una tirada de dados al azar, es que le toca llevar a cabo la realización de la Obra a través del Conocimiento del Sí mismo, de su Ser, y su Creador. Y sobre todo cuando se considera que todo lo que se narra en estos capítulos que pertenecen a la Segunda Parte del texto del Popol Vuh es antes de la creación del hombre nuevo, inteligente, capaz de conocerlo todo y de reconocer a su Creador… “Por eso es preciso servirse de los mitos, no como de razones absolutamente probatorias, sino para tomar de cada uno de ellos los rasgos de parecido que se concilian con nuestro pensamiento,” nos dice Plutarco en Los Misterios de Isis y Osiris. Y Alan Watts en Mito y Ritual en el Cristianismo: “La mitología es la representación de lo sobrenatural, lo impensable e incognoscible, en términos de imágenes sensibles que poseen dimensiones espaciales y temporales, sin las cuales la mente se ve incapaz de pensar.” Por eso la Creación es también anterior al nacimiento del hombre, más bien simultánea, es decir, está siendo ahora, (pues la Posibilidad está siempre presente), en otros planos, y en este caso, en el mundo de Beriyah, que según la Cábala es la Creación prototípica, el mundo “de los ancestros fundadores, los dioses y los héroes civilizadores, y todos sus modelos ‘ejemplares’ para poder enfrentar el camino del Conocimiento” nos aclara F. Ariza. Emanación de las ideas arquetípicas del plano de Atziluth cuyo Origen está más allá del Ser, su No Ser, “cuando todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo”. El Silencio y la Oscuridad, cuando nada era aún, el Misterio, el Dios Desconocido. Pero llegó aquí la Palabra nacida del Pensamiento que por Su Voluntad de Ser se hace Luz. No hay dualidad entre el No Ser y el Ser, son una única entidad, manifiesta y oculta; y es por esta Idea, si pudiera decirse de alguna manera, que podemos concebir que nuestro Origen es verdaderamente suprahumano, supracósmico, de donde el hombre extrae el Conocimiento para que se realice “el milagro de una sola cosa”, y nazca el Hombre nuevo y Verdadero capaz de comprender en su corazón al Universo entero, reintegrado en su Origen no humano como auténtico Hijo de su Padre2. |
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Fragmentos Segunda Parte Capitulo V El nacimiento de los Gemelos Hunahpú e Ixbalanqué |
NOTAS | |
1 | Las citas han sido extraídas de la entrada Mito del Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos, de Federico González Frías. Ed. Libros del Innombrable, Zaragoza, España, 2013. |
2 | Este texto ha sido extraído de la página de Facebook Jardines del Paraíso. Estados del alma donde publicamos y comentamos hace algunos años varios capítulos del Popol Vuh y que ahora, por ser el lugar más adecuado para ello, se traslada a la página del nuestro Anillo Telemático, América Indígena. |
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