TEXTOS PRECOLOMBINOS SOBRE LA CREACION,
LAS ERAS Y EL FIN DE CICLO
En
un número especial de SYMBOLOS dedicado
a Fin de Ciclo,*
no podía dejar de tratarse este tema en la Tradición Precolombina
y no sólo en la Tradición Hindú, la Hebrea, la Griega,
etc., ya que precisamente en esta forma de la Tradición Unánime
se encuentra muy desarrollada la doctrina de las Eras, atestiguada en distintos
documentos, e implícita en sus calendarios y códices. Estos
últimos fueron en verdad sus libros, escritos en cortezas de árboles,
y compuestos por pictogramas y jeroglíficos, que eran consultados
permanentemente por sus altos sacerdotes y chamanes, pues constituían
el depósito de los conocimientos de su Tradición. Libros
teúrgicos, describen simbólicamente su sistema cosmogónico
y teogónico, las expresiones doctrinales de su cultura, y su contenido
práctico -los signos y pinturas eran también trazados mágicos-,
se actualizaban cotidianamente y organizaban la vida individual y social.
Las jerarquías eclesiásticas y civiles españolas,
sabedoras de la importancia de los códices, persiguieron a los que
los poseían, y organizaron la quema de los ejemplares que tuvieron
a mano, pese a que algunos pocos de ellos pudieron salvarse y hoy nos informan
sobre sus contenidos. Sin embargo los sabios indígenas viendo la
destrucción de que eran objeto, durante la colonia también
redactaron en caracteres latinizados muchos de sus contenidos para preservarlos.
Algunos de los más característicos entre ellos son los que
publicamos fragmentariamente aquí, directamente vinculados con el
tema cíclico, y que son prácticamente desconocidos fuera
del área mesoamericana, o sólo leidos por los especialistas
en el tema precolombino.
a) Del POPOL
VUH, llamado popularmente "la Biblia Maya-Quiché",
hay una excelente traducción de Adrián Recinos. Como esta
versión se distribuye masivamente, hemos optado por publicar algunos
trozos de la transcripción al francés del abate Brasseur
de Boubourg, -personaje verdaderamente clave en los estudios precolombinos
por el hallazgo y publicación de los principales documentos, especialmente
los mayas, ya que fue el editor de la Relación
de las cosas del Yucatán de Diego de Landa, el descubridor del
Códice
Matritense y otros largos etcéteras- en traducción de
J. L. Arriola. Brasseur -padre de los estudios mayences-, vivió
en Guatemala, aprendió el quiché y utilizó la misma
transcripción que usara su primer estudioso, Fray Francisco Ximénez
párroco de la iglesia de Santo Tomás Chichicastenango, en
donde apareciera el manuscrito original. Desgraciadamente en este caso,
como en los siguientes -salvo una breve excepción- no hemos podido
incluir las numerosísimas notas y prólogos de los comentaristas
de estas obras.
b) Consiste en
una selección del LIBRO
DE CHILAM BALAM DE CHUMAYEL, denominada Profecías,
en la que hemos respetado las notas de la edición, por la extrema
dificultad del texto. Estos libros sacros encontrados en distintas ciudades
de Yucatán, conforman un cuerpo heterogéneo de textos coloniales,
fruto de la sabiduría de los sacerdotes mayas, que vertieron en
caracteres latinos parte de sus conocimientos tradicionales. El Chilam
Balam del pueblo de Chumayel fue traducido por primera vez por Antonio
Mediz Bolio y publicado en 1930. La presente versión tiene como
base esa edición, corregida y ampliada con introducción y
notas por Mercedes de la Garza, reconocida como uno de los investigadores
más importantes de la civilización maya, quien además
la cotejó con la versión inglesa de R. Roys y la del Libro
de los Libros de Chilam Balam, antología de A. Barrera Vásquez
y Silvia Rendón.
c) El estudioso
de la civilización Náhuatl, Angel María Garibay K.
publicó con el nombre de TEOGONIA E HISTORIA DE LOS MEXICANOS,
en 1965, tres opúsculos del siglo XVI. Del primero,
"Historia de los mexicanos por sus pinturas", reproducimos diez
capítulos del comienzo. Del segundo, "Mitos
Cosmogénicos Tezcocanos", que se publicó en Francia,
con el nombre de Histoire de Mechique, que se encuentra actualmente
en la Biblioteca Nacional de París, y que diera a la luz E. de Jonghe
en 1905 y fuere estudiado por A. Thèvet, editamos una serie de fragmentos
de indudable interés que se completan con el resto del material
que aquí mismo publicamos.
d) Se trata del
CODICE
CHIMALPOPOCA, conformado por 3 documentos distintos,
dos de los cuales reproducimos en parte:
"Los Anales de Cuauhtitlán" y la "Leyenda
de los Soles". Ambos fueron publicados y traducidos del náhuatl
en 1945 por el historiador Primo Feliciano Velázquez. Descubiertos
por el italiano Lorenzo Boturini (1736-1740) en el colegio de los jesuítas,
estaban copiados por Fernando de Alva Ixtilxóchitl. Este autor,
descendiente directo del último rey de Tezcoco, atesoró en
su biblioteca el escrito citado vinculado con una famosa y anónima
fuente que, como las que manejara el padre Bernardino de Sahagún
y utilizara fray Diego de Olmos, procedía de distintas escuelas
de sabios indígenas latinizados por los sacerdotes; en términos
generales estos materiales, o bien eran recitados de memoria por los ancianos,
a modo de "leyendas", o leídos directamente de sus "libros de pinturas"
(códices). Estos escritos fueron también estudiados por el
ya nombrado abate Brasseur de Boubourg, que los bautizó con este
nombre en recuerdo de un sabio descendiente de indígenas notables
de ese apellido y se encuentran actualmente depositados en el Museo de
Antropología e Historia de México.
Quiere anotarse que nuestra selección de ninguna
manera agota el material disponible sobre la doctrina americana de la Génesis,
sus Ciclos y sus Ritmos; es decir sobre las Grandes Eras o Creaciones,
o Soles (ver aquí: "Poesía Mítica Guaraní",
"El
Título de Totonicapán", "Textos Mayas: Memorial de
Sololá, selección"), especialmente expresados en los códices
anteriores a la conquista que aún esperan ser debidamente leídos
e interpretados, pese a los adelantos efectuados en este último
siglo. También se debe señalar que tanto los libros originales
pre-colombinos, como los documentos producidos durante la colonia, tienen
como protagonista a Quetzalcóatl-Kukulkán-Gucumatz, el Hermes
Atlante (Henoch) que junto con Toth, Elías-Eliseo, Odín (Votan),
Viracocha, entre otros, incluso Metatron,1
e innumerables entidades o dioses educadores y salvadores de la Tradición
Unánime han de volver al Fin de Ciclo, tal como en la Parusía
cristiana el Maestro Jesús. F. G. |