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1ª Parte |
Antecedentes
El estudio sobre diversas tradiciones de las etnias bribris y cabécares de Alta y Baja Talamanca ha ocupado la atención de múltiples investigadores durante varios años, en mi caso, especialmente en lo que a tradición sobre vivienda y simbolismos se refiere realicé varios libros y artículos junto con el antropólogo Fernando González. Sin embargo, otros estudiosos como María Eugenia Bozzoli, Marcos Guevara, Laura Cervantes, Rafael Ocampo, Alvaro Dobles, Fernando Trejos entre otros, han dado importantes aportes en varios campos que nos esclarecen previamente para comprender mejor la complejidad y riqueza de estas culturas. Desde los mitos hasta la problemática ambiental y económica, se va tejiendo una compleja red de aspectos que ofrecen una gran cohesión global en las creencias y tradiciones de estos pueblos. Varios amigos como los awapa* Don Francisco Figueroa, Don Francisco García, Don Arturo Morales Pita e informantes claves como Alí Segura, Hernán Segura, Mario Nersis, Alvir Morales, Severiano Fernández y otros nos han suministrado no sólo su apoyo sino que se han dado a la tarea de acompañar y enriquecer con sus propias investigaciones de campo los diversos aspectos que nos ocupan. Pronto algunos de ellos también estarán publicando sus propias conclusiones, lo cual nos llena de satisfacción, pues quién más que ellos pueden comprender mejor a sus propios pueblos bribris y cabécares y la sabiduría de sus ancianos. Este pequeño aporte se origina en algunos aspectos y fundamentos investigados durante varios años. Debemos de tener en cuenta que las piedras oraculares o adivinatorias son apenas uno de los aspectos que nutren toda la tradición terapéutica de los médicos aborígenes talamanqueños de Costa Rica, cuyas tradiciones se remontan a milenios. Las siä: piedras oraculares o adivinatorias
".las palabras de Orfeo, que cita Plinio: "La tierra negra produce el mal..., pero al propio tiempo produce el remedio para cada mal. De la tierra proceden pues toda clase de piedras en las que podemos encontrar un poder prodigioso y vario. Todas las ventajas que representan las raíces, también las ofrecen las piedras. Las raíces tienen fuerza inmensa, pero las piedras la poseen aún en mayores proporciones. La tierra las crea incorruptibles y jamás envejecen..."1 Conocidas como piedras mágicas, adivinatorias, oraculares o curativas las siä son los aliados indispensables de los awapa que aún subsisten en las montañas y los bosques tropicales del sureste de Costa Rica. Las siä constituyen los "diplomas de graduación" cuando se ha terminado todo el proceso de aprendizaje y el iniciado ha pasado todas las pruebas que lo capacitan ya para el ejercicio profesional respectivo. Según H. Segura, de Coroma, Alta Talamanca, c.p. 1-9-89 "Los sukias (awapa), tienen diversas piedras utilizadas para combatir diferentes enfermedades, y el número varía de 5 hasta 10 aunque lo más corriente es que tengan cinco, según ellos, cada una se utiliza de manera diferente, y una de ellas es la que más se usa, tanto para el bien como para el mal, para defender al sukia de cualquier mal o para atacar. En general lo más que tienen es de seis a ocho, algunas (son de) color blanco blanco blanco con un diseño, tal vez un diseño de canasta, un diseño de alguna cosa, un animal, hay otras que pueden ser cafecitas, pero tal vez con una marca en la mitad y todo ello tiene significado, hay otro que es blanco pero dentro de ellos hay masculino o femenino, hay hombre y mujer, entonces muchas veces, hay siä que es especial para curar la mordedura de culebra, hay otras siä que las utilizan los malos sukias para matar a otro, o echar maldad, o quitar a una persona de donde vive, todo eso, entonces hay siä para cada cosa, y entonces hay una siä que sirve para todo, que puede curar gripe, que puede curar reumatismo, que puede curar danta,2 que puede curar todo todo, entonces así, ellos tienen la siä y una misma siä puede servir para todo, pero algunos sukias grandes tienen una siä para solo maldad, y son también de color blanco pero don Francisco dice que Sibú** los dejó sólo para hacer el bien (aunque) hay algunos sukias que lo utilizan para hacer maldad." "Se cree que todos los sukias que tienen siä como don Francisco, (las heredaron) del hermano mayor o del tata de él, que fue sukia y cuando se murió dejó eso antes, las fueron a buscar en el valle de la Estrella, no sé en que parte, es una quebrada pequeña y tiene como lagunas y van y llevan un montón de maíz en el agua, y al siguiente día van y ahí están todas las siä, eso es para pedir siä. Se cree que es una imagen muy poderosa, que es el mismo Sibú que le ayuda a los sukias a conseguirlas, por eso las siä no se pueden dejar solas, si las dejo aquí en la mañana, en la tarde ya no están, se van, se voló, se perdió." "Hay otras siä que vienen de otras partes, por allá de Panamá en Yorkín o en Teribe, de esas partes que siempre se consiguen y algunas siä son encontradas en animales, dentro de la carne, entonces esas siä que se consiguen por ejemplo en una danta es especial para llamar danta, especial para curar la enfermedad de danta, así un venado también puede llamarse con ella, en donde hay más es en la danta y en el venado". Las siä se constituyen en poderosas "antenas" de concentración energética que el awá (o sukia) emplea como vimos para diversos fines, tanto benéficos como maléficos según lo relatan. Como son de diversa procedencia, aquellas que provienen de animales, o sea son algún tipo de cálculo o besoar, son especiales para atraer, y ejercen una fuerza casi hipnótica sobre los animales de la especie de la cual se extraen. Según nos refieren desde la antigüedad en Europa eran también utilizadas o se había observado su poder. "Esta tradición es universal. La piedra, materia fija y sólida por excelencia, es el término normal de la cristalización de las fuerzas mágicas. La meditación actúa y "concretiza" el ser imaginado y solidificado en piedra. Del mismo orden son los gamahez, célebres en otro tiempo. Esta palabra viene del árabe kamao (relieve). Eran figuras humanas, animales y vegetales que se encontraban dibujadas naturalmente en las piedras... Alberto Magno cita una piedra con la marca natural de una serpiente, la cual atraía a todas las serpientes hacia el lugar donde se encontraba..." J. Rivière op. cit. Según otros informantes talamanqueños, en efecto, algunas siä son sacadas de la carne de distintos animales y ellas son utilizada para atraer a los animales de esa especie con el objeto de cazarlos. "Hay piedras que traen la buena suerte para pescar o cazar. Otras sirven para adivinar el futuro o para ayudar al curandero a conocer la enfermedad de un paciente. El sukia pone su bolsita sobre la mano del enfermo y le dice que las piedras pueden moverse o cambiar de color para dar informaciones" (F. Guillemin en periódico La República, 20-3-88). Si buscamos información de otras latitudes veremos que en la Europa Medieval los bezoares tenían una gran importancia por sus conocidas propiedades curativas. Según el diccionario de la lengua española: "Bezoar: m. Concreción calculosa que suele encontrarse en las vías digestivas y en las urinarias de algunos cuadrúpedos, y que en la Edad Media se consideró como antídoto y medicamento". También se llaman bezoáricos los medicamentos contra las enfermedades malignas. "Bezoar, nombre que se ha dado en Europa a las concreciones líticas engendradas en el cuerpo de los animales, cuyo valor mágico es de tradición universal. El bezoar se forma en el estómago, en los intestinos, en la vejiga (cálculos) y a veces en la cabeza de algunos animales... a esta clase de piedras se les da nombres que recuerdan a los animales de los que proceden. Los indios jíbaros y carrelos utilizan las concreciones estomacales de tucán, el powis y el pavo salvajes para dibujarse signos en el rostro antes de salir de caza. Se las llama jukka o misha, y los indios les atribuyen el poder de atraer a los pájaros por la ley mágica de la simpatía." J. Rivière ibid. pág. 258. Como vemos, esta costumbre tan arraigada no sólo en los indígenas de Costa Rica sino en otras partes de América es también un arquetipo que existía en Europa y otras latitudes desde hace centurias. En la terminología médica actual, se llama bezoar a los conglomerados de pelos que se extraen de los intestinos de algunas personas que tienen la negativa costumbre de comerse el pelo, y ello va creando un "taco" en sus intestinos; sin embargo no creemos que este tipo de bezoares sea al que se refieren nuestros informantes indígenas, sino a los que más bien son conocidos como cálculos, verdaderas formaciones de cristales de calcio u otras concreciones de sustancias que se encuentran tanto en humanos como en animales. La tradición china también conoce los bezoares. "El flujo y reflujo de las fuerzas del yang y del yin transforman todas las cosas; lo que escapa de ellas se endurece..." Las piedras curativas en Guanacaste
Según el Sr. Pedro Pablo Pérez (c.p., 18-2-92), indígena de Matambú en la región del Pacífico seco de Costa Rica, su abuelita Feliciana Pérez narraba sobre un viejo curandero de Matambú que curaba utilizando unas piedras blancas, según ella cambiaban de color y se movían cuando los pacientes llegaban para ser curados de sus padecimientos. Cada piedra servía para cosas diferentes y se veían figuras dentro de ellas. La anciana quien murió hace ya 13 años y tenía 93 de edad contaba varias anécdotas acerca de esos poderes curativos de las piedras. Pedro Pablo, quien es vecino de esta región "chorotega" sumamente transculturada, narra que él tiene tres de estas piedras muy "lucias" (pulidas); son un poco ovaladas, según él dos provienen de tumbas indígenas y una tercera fue extraída por su arado cuando labraba la tierra. Hemos podido constatar que algunas de estas piedras son similares a los llamados "pulidores" empleados por las ceramistas de Guaytil de Santa Cruz en Guanacaste, Costa Rica, para dar el acabado final a sus piezas. Según otro informante, José Joaquín Solano, asistente, quien nos acompañó en algunas de nuestras giras de investigación, él tuvo ocasión de estar en la región indígena de Matambú en Guanacaste y visitó a un curandero de apellido Bejarano. El curandero le entregó algunas hierbas y bebedizos para un mal que le aquejaba y José le entregó a cambio una piedra redondeada que le había sido donada en otra ocasión por un awá de Talamanca. "El curandero impresionado ingresó en la vivienda en donde permaneció unos diez minutos, preparando un bebedizo de color café, que le ofreció en un vaso viejo de plástico; luego de un pequeño bolsito morado con varios colores en el cierre, sacó una piedra achatada de unos tres o cuatro centímetros de diámetro, con su mano derecha la observó un momento frente al fuego, un minuto tal vez, para luego mojarla con el agua tibia. De inmediato la introdujo en su boca y luego al sacarla la tomó de nuevo en su mano derecha y comenzó a soplarla y a susurrarle mientras la tenía en el puño semicerrado. Le hablaba en una lengua desconocida y en voz muy baja, luego mirando hacia el techo la soplaba de nuevo y luego la colocaba en su oído durante unos diez minutos. Luego apretándola en las yemas de sus dedos y hacia arriba se la mostró e inclinándola la mojó dos veces en el agua caliente. De inmediato, giró la mano hacia abajo y la puso en mi mano derecha; de inmediato y cerrándomela, dijo: ¡cuídela! (José J. Solano c.p., agosto 1990). Este relato nos refleja la persistencia de tradiciones muy antiguas en zonas muy transculturadas del país, sin embargo, también nos permite reflexionar sobre el paralelismo existente entre los chorotegas mesoamericanos, con los talamanqueños, predominantemente de tradición sudamericana, que durante ciertas festividades y visitas rituales, intercambian sus piedras adivinatorias con otros colegas; sin embargo, existen en la actualidad algunos requisitos para poder transmitir o adquirir las siä, ya que no debe ser cualquier persona quien tiene acceso a ellas. Según Stone (1961:96) "El curandero puede tener cualquier tipo de piedras, pero hay dos principales (...) Individualmente se les llama kúsuwa o dikuswa, sorkuswa o sorkusuwa. Semejan pequeñas piedras de río y se las encuentra a veces en las tumbas precolombinas. Hoy día las piedras le son "dadas" o se le aparecen al curandero en ocasiones especiales, o le son transmitidas como una herencia sagrada por un colega quien asimismo ha de pertenecer al mismo clan. Cuando un curandero muere, si él no desea dar sus propias piedras a un profesional joven, su hermano o el clan las conserva hasta que aparezca un nuevo doctor que tenga necesidad de ellas". |
Jade costarricense precolombino |
2ª Parte |
NOTAS | |
* | Awá: chamán, sacerdote-médico, hombre de conocimiento. |
1 | Amuletos, Talismanes y Pantáculos, Jean Rivière, pg. 263, edic. Martínez Roca, S.A. 1972, España. |
2 | Enfermedad de danta es aquella que contraen los que no guardan las dietas, abstinencias o preceptos establecidos para la cacería o el consumo de este animal. |
** | Sibú = deidad creadora. |